ACTIVIDAD 1
A través de un título por demás sugestivo, nos
introduce en el análisis de una
relación que se teje entre varios elementos:
la educación como estructura formal,
la tecnología que empuja en forma
acelerada su masificación, la formación docente que no contempla
en sus programas los cambios y por último los
profesores, sus programas y metodologías que no interpretan de forma acertada las necesidades
de sus alumnos en el manejo de una inimaginable
cantidad de herramientas de información.
Este entramado complejo parecería dividirnos en nativos
digitales o extranjeros digitales, cuando en verdad somos un híbrido compuesto
por ambas partes.
Lo que queda claro es que nos movemos en contextos distintos
a los inicios de nuestro siglo y que los avances extremadamente rápidos de la
tecnología han creado una brecha entre los paradigmas educativos que se siguen
trasmitiendo y la realidad en la que nacen inmersos los jóvenes.
Aun siendo conscientes de esta realidad, en mi opinión las
instituciones educativas de nuestro estado se resisten a una adaptación real (existe una contradicción entre “lo que dicen y lo que hacen”), tanto a nivel de formación básica
como formación docente. Esto queda claramente expresado, en cuanto se discute
constantemente la necesidad de nuevos paradigmas educativos, pero en la práctica, la carga horaria dedicada a estos
temas ha sido disminuida.
Estamos hablando de la educación de un ser integral, inmerso
en un mundo globalizado con facilidades de acceso a inimaginable cantidad de
información. Educación que debería orientarse a fortalecer la capacidad crítica
y constructiva de manera de poder manejar toda esa información y no al uso de
herramientas básicas que tienen una lógica trivial para ellos, ya que la
utilizan en forma diaria.
En el texto analiza
la estructura educativa que tenemos, firmemente afianzada,
incuestionable para algunos. El paradigma educativo ya no aplica a las nuevas
realidades que existen fuera del aula en relación a lo tecnológico .Los
docentes se encuentran sin la formación adecuada para poder abordar una nueva
realidad, que es propia de la juventud a la que intentan educar.
Fuera del aula economía
del consumo empuja a la masificación de
las tecnologías, generando la idea en la juventud
que es inevitable el vivir sin ellas, pero también debemos destacar lo
altamente positivo que esto implica, la posibilidad de acceder a un mundo
global de Tecnologías al alcance de todos.
Si no somos conscientes de que existe una necesidad de una
nueva forma de pensamiento y planteamiento estratégico de los conocimientos, no seremos capaces de
lograr trasmitir los contenidos adecuados. Transcribo esta frase del texto que me parece muy clara
“Los nuevos formatos digitales “hipertexto", "hipermedia"
configuran nuevos recorridos. En lugar de la progresión de ir de lo más simple
a lo más complejo en las dosis que a cada edad se consideran adecuadas hoy
proliferan las estrategias de laberinto”
El plan ceibal apunto a disminuir la brecha tecnológica en
los que por su situación económica no tenían acceso. Pero la debilidad en su estrategia ha sido que los
puntos de acceso no asegura la equidad de las competencias para ser usuarios solventes
de todos esos datos y contenidos circulantes.
La autora termina formulando una pregunta disparadora:
¿No deberían las escuelas ser los lugares para que los
sujetos nos apropiemos del sentido de esta técnica cultural y no nos limitemos
a apretar teclas?
La cual a mi entender nos lleva a un problema subyacente, la institución no
es capaz de resolver el verdadero nudo
que está trancando el cambio y adaptación de los métodos educativos. Muchos de
los profesores no quieren seguir capacitándose y siguen trabajando sobre el
manejo de herramientas, que les es más cómodo, más fácil. El sistema permite
eso y lo promueve con su estructura de progreso en el escalafón, donde lo que
determina que asciendas es estar más tiempo en el sistema, sin evaluar la
calidad y formación del docente.
Lo que está claro es que debe haber un cambio, porque ya no
se resiste la incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace, que lleva a
una desvalorización de nuestra profesión.